áangeeLees & deemooniioos, laa úuLtiimaa baataaLlaa

Vampiro de 1º Grado Mensajes : 23 Fecha de inscripción : 16/11/2008

Bueno, aquí me teneis con una histo. No me quiero enrollar mucho así que decir que todo lo que sean verduras o frutas que los dejen en la cesta y que ya me los tiraré yo misma.

Ficha:

Título: áangeeLes & deemooniioos, laa úuLtiimaa baataaLlaa
Autora: iiop, =) Ojos, ojitos, zocólate, xuxe, xicle, miau miau…
Género: Ciencia Ficción, Fantasía, Romanticismo, Misterio/Suspense.
Sinopsis: A principios del siglo XVI Inglaterra está sumida en un caos. Enrique VII ha muerto, y uno de sus herederos también. Enrique VIII, segundo hijo del soberano muerto, está apunto de subir al trono con Catalina de Aragón, hija de Fernando II Aragón y viuda del hermano del hermano de enrique, como esposa.
Los humanos no tienen la menor idea de la guerra que se esta batallando a su alrededor. Pero la profecía está escrita, esta será la última batalla. ¿Quién ganará?
Personajes: Personajes principales: Deva y Athan. Personajes secundarios: Kimara, Aron…
Ambientación: Inglaterra, principios del siglo XVI, Edad Moderna
Dedicatorias: Ésta historia esta dedicada a Sabrina, ya que me ha ayudado a darle forma, a buscar los nombres y me ha animado a escribirla. No se que haría yo sin ella, de verdad. Gracias yaya ^^
También está dedicada al resto de mi familia, tanto a la del foro La Casa Roja como a la del foro de Laura Gallego. No se que haría sin todos vosotros, os quiero un montón.
Portadas:
Índice:

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Prólogo:

—Mi señor, debéis protegeros, sois el soberano. Os matarán si no os ponéis a salvo.-una desesperada voz trataba de convencer al monarca, pero éste no quería.
— Juliet —pronunció el nombre en un tenue susurro, manteniéndose sereno a pesar de la situación—. Recuerda que somos ángeles. Y además… —suspiró, cerrando pesadamente los ojos— si muero siempre estará mi hija —se giró, para observar con seriedad al otro ángel—. Llévatela de aquí, ponla a salvo en la Tierra. Cuando crezca, le contarás todo lo que sabes. Tu hijo será un gran apoyo para ella, la ayudará —entonces, se preparó para partir, con un gesto que destilaba cierta resignación— Ahora, coge a mi hija y márchate; pero recuerda: si yo muero, ella será vuestra Reina….-después de decir estas palabras, las alas se desplegaron y alzó el vuelo. Esa fue la última vez que se vio al Rey de los ángeles con vida.

Primer capítulo:

—Deva, ¿cuánto más vas a estar metida ahí dentro?—unos golpeteos en la puerta acompañaron a la voz.
Ya estábamos otra vez con lo mismo. Salí de la “bañera” y envolví mi cuerpo en una andrajosa toalla. A los pocos segundos, abrí la puerta de golpe y un chico de no más de diecisiete años estuvo a punto de caerse de bruces.
Su pelo negro estaba revuelto y parecía un campo de batalla. Sus ojos verdes estaban salpicados con motitas blancas, parecidas al rocío de la mañana y su piel, cobriza, no es que destacase mucho. Era alto y fuerte, aunque no tuviese mucho músculo. Vestía con unos pantalones algo deshilachados, por no decir deshilachados del todo. El pecho lo llevaba al descubierto, pero ya me había acostumbrado a verlo así durante los últimos diecisiete años, sin embargo, parecía que él todavía se quedaba embobado al verme.
No es que fuera muy guapa. Mi pelo era de color caoba con mechones rubios. Lo tenía muy ondulado y me llegaba hasta casi la cintura. Mis ojos eran azules claros, parecidos al mar. Y no era ni muy pálida, ni muy morena.
Según Aron, que así se llamaba el chico, yo era una princesa y así me llamaba. Princesa. Odiaba ese apodo, no me gustaba que me llamase así, ya que yo no era una princesa y nunca lo sería.
Mis padres murieron cuando yo era un bebé y Juliet, la madre de Aron, como era íntima amiga de ellos, me “adoptó”. Aron y yo éramos como hermanos, pero en estos últimos años me había dado cuenta de que él sentía algo más fuerte por mí.

—¿Es que no voy a poder bañarme tranquila?—dije fingiendo un tono de enfado. Pasé por delante de suyo en dirección a mi habitación, pero fue más rápido y me cogió de la cintura, arrastrándome hasta él.
—¿No te habrás enfadado, princesa?—su aliento me rozaba la cara y por un momento me quedé aturdida. ¿Por qué no era capaz de reaccionar ante ese comportamiento? ¿Por qué me sentía cohibida ante ese acercamiento?
Conseguí aclararme las ideas, y cuando fui capaz de pensar, le arreé un manotazo en el hombro.
—Estúpido, ¿cómo pudiste pensar que me había enfadado? Y ahora, suéltame. Quiero vestirme.—en cuanto dije esto, me soltó y me dejó libre. Me encaminé hacia el cuarto en el que dormía. No es que fuese un palacio, pero a mí me gustaba tal y como estaba. Me dirigí al armario y saqué un corsé, un vestido algo gastado y un par de zapatos de tacón.
—Juliet, ¿podrías ayudarme?—dije, cuando la vi pasar por la puerta de la habitación.
—Claro, querida.—Juliet no tenía más de treinta y nueve años. Era muy joven cuando tuvo a Aron.
Antes de que entrase, sentí un terrible dolor naciendo en mi espalda y, al mirarme en el espejo, descubrí algo. Y no entendí muy bien su porqué.

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