Llamo a la puerta y espero sujetando con fuerza mi frasco con la esmirriada nea.
No obtengo respuesta, así que entro con cuidadito.
No quierendo estar demasiado, por si molestaba, me limito a dejar el frasquito con la nea encima de la mesa y mi nombre escrito, para que no hubiera equivocaciones.
Después, salgo de allí como si de una sombra se tratara